Las juventudes castigadas

Este Día del Estudiante no será igual que siempre. El Coronavirus pondrá un impasse a esa alegre tradición que ilusiona a jóvenes y llena de nostalgia a adultos. Los paseos, las carrozas, los juegos intercolegiales, los bailes, las risas y la invasión de chicos pletóricos de alegría, parece ser parte del viejo mundo que conocimos anterior a la irrupción del maldito virus.
Las autoridades provinciales, en línea con lo que pasa en otras provincias, recalcaron la importancia de tomar en cuenta los consejos de los profesionales de la salud respecto a lo grave que pueden resultar las reuniones masivas en este difícil contexto. Pero si las recomendaciones, las advertencias y las medidas disuasivas no alcanzan, ya se comunicó que se aplicarán “las normas legales y multas vigentes” con aquellos que incumplan las disposiciones del COE Provincial. El Covid no da respiro y, por ahora, la única manera de combatirlo es recurriendo al repetido distanciamiento social, uso de tapaboca, higiene de manos y superficies. Así de clarito.
Ahora bien. Un Día de la Primavera sin jóvenes no deja de ser triste. Lamentablemente sólo se trata de un ítem más, que se suma a una larga lista de desventuras que ha venido soportando esta juventud castigada, no sólo por la pandemia.
La semana pasada, hemos visto el inaceptable maltrato, violento y discriminatorio de la policía contra jóvenes de la comunidad LGTBQ+, que habían violado las restricciones decretadas por el gobierno provincial. Demás está aclarar que no es intención de EM justificar la actitud de estos chicos y chicas de realizar fiestas clandestinas, muy por el contrario. Sino de poner el acento en la dura, homofóbica y patriarcalista represión policial. No sólo por ser excesiva sino por ser ilegal y morbosa, al filmar los apremios y viralizarlos a la sociedad. «Nos trataron así por ser gays, humildes, de barrio. Por ser pobres», remarcó uno de los agredidos a través de un posteo en redes sociales. Y agregó: ”yo no puedo creer que en pleno 2020 tengamos que seguir luchando contra estas cosas, contra esta discriminación».
Preocupa también que este tipo de accionar no son excepcionales, sino que suele ser el habitual modus operandi cuando se trata de jóvenes pobres no heterosexuales. Reside aquí un gran desafío para las autoridades del Ministerio de Seguridad.
Así como el personal policial exigió –en muchos casos excediendo su investidura– aumentos salariales y mejores condiciones de trabajo, también sería muy positivo que las fuerzas de seguridad eleven sus niveles de profesionalismo, que garantice un policía más democrática, comprometida de los derechos humanos y rigurosa en el cumplimiento de los procedimientos constitucionales que establecen el menor uso de la fuerza, tanto en términos físicos como simbólicos.
Mientras tanto, la pandemia afectó a los jóvenes no sólo en cuestiones básicas de su vida como educación, trabajo, situación económica y salud, también sobre sus perspectivas de futuro. En este contexto, inquieta que chicos y chicas sientan que sus condiciones físicas y emocionales han empeorado por el aislamiento social. La ansiedad, el aburrimiento, la impaciencia y la depresión se identificaron como sentimientos comunes durante el confinamiento. En este contexto, no resulta casual la irrupción de casos de suicidios en la población adolescente de diferentes puntos de nuestra provincia. No obstante, el acompañamiento de familiares y el contacto online con los amigos se identificaron como los aspectos que más les han ayudado a sobrellevar esta contingencia.
Hacia un nuevo paradigma: la “sensibilidad hacia el otro”
Según un estudio de la consultora Ipsos, la sensibilidad hacia el otro y la búsqueda de la equidad son los rasgos que marcan la forma en que los jóvenes argentinos se relacionan con la política. Este rasgo tiene que ver con cierta visión ampliada que tiene la llamada “generación z”, que los demógrafos ubican a los nacidos entre mediados de los 90 y principios del 2000.
Aunque muestran una absoluta desconfianza por la política tradicional, para ellos “Todo es Política”, sus formas de vincularse en el plano amoroso, su conducta sexual, su manera de respetar la diversidad, su forma de cuidar al planeta, la manera en que se comportan con sus amigos o sus familias, etc.
Según este relevamiento, los jóvenes tendrían una visión idealista de la política, para ellos las causas deben dominar a los intereses y las causas que mayormente los convocan son: la igualdad de género, el respeto por la diversidad, la equidad social y la protección del medio ambiente.
Sería una generación muy identificada con la política de la compasión: vivir en una sociedad que acepta excluir no es una opción para la “Gen Z”. También podría ser definida como “la generación del otro”. Su sentido común es el de la inclusión, respeto y derechos.
El castigo ya no es una opción
Históricamente las juventudes han sido castigadas. La semana pasada se conmemoró el “Día de la Juventud Argentina”, al cumplirse 44 años de la Noche de los Lápices, aquel funesto episodio de nuestra historia que da nombre a una serie de secuestros y asesinatos de estudiantes secundarios, ocurridos en la ciudad de La Plata.
También encontramos episodios de maltrato hacia los jóvenes en las primeras décadas del surgimiento nuestra patria. En 1837, por ejemplo, se produjeron persecuciones y hostigamientos a los muchachos del Salón Literario encabezados por Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi y Juan María Gutiérrez, por parte del poderoso gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas.
Quizás desde ahí arrastramos esa ambigua relación que los jóvenes mantienen con la política: el ímpetu transformador y el abrazo a causas justas, por un lado, y la desconfianza y el desencanto con el “político” tradicional, por otro. “No creo en la adultez”, decía Charly García, un icono de las culturas juveniles que atraviesa a varias generaciones.
Aunque parezca básico, los gobiernos deben basar sus políticas públicas en la compresión de las juventudes. “Juventudes”, sí, porque el plural acentúa en su diversidad, en entender que no se trata de un bloque único, total, monolítico. Su estudio y entendimiento evitará caer en posturas basadas en el prejuicio, la estigmatización, la discriminación o la represión.
Por el contrario, los nuevos tiempos exigen compromiso para tener una mayor comprensión de sus deseos, sus inquietudes, sus temores y sueños. Pero no sólo eso: también demandan creatividad para generar un ámbito propicio para su desarrollo y el bienestar. Porque como decía un célebre entrenador de básquet: “la gente joven necesita modelos, no críticos”.