La minería, un motor de reconstrucción para la postpandemia
Si la Argentina está mal, el mundo está asolado. Estados Unidos, el país más golpeado por la pandemia, sobrepasó esta semana los seis millones de contagios de Covid-19. En América Latina, el avance no da descanso y en algunos países de Asia, como India, el escenario es dramático. Si bien la situación en Europa parecía mejor, la angustia volvió a apoderarse del viejo continente luego de una masiva segunda ola de contagios.
Los analistas coinciden en que se trata de la crisis mundial más profunda en los últimos 100 años, luego del dantesco Crack de 1929 y las Guerras Mundiales. No obstante, a pesar de la incertidumbre, no hay dudas de que los argentinos sabemos capear las crisis. A nuestro estilo: con grietas, con caos, con anarquía, pero alcanzando soluciones que nos permiten no colapsar, aunque sean con salidas poco ortodoxas. De hecho, ya estábamos en una situación muy complicada antes de empezar la pandemia. Lo bueno es la posibilidad de intentar re-encaminar lo problemático hacia un mejor rumbo.
Uno de esos caminos parece ser la minería argentina. O, por lo menos, así lo señaló Alberto Hensel, secretario de Minería de la Nación, en una entrevista concedida a Télam. Según el funcionario, “Argentina tiene enormes posibilidades de competir, por sus enormes recursos y una importante cartera de proyectos en factibilidad avanzada, con posibilidades concretas de inversión por unos US $30.000 millones en oro, plata, cobre y litio”. Dólares que, por cierto, son agua en el desierto caliente de una Argentina con los números en rojo por el déficit fiscal.
Luego de que lleguen las diferentes vacunas –que se prevé algunas estarán listas para abril (como la que se desarrolla en el país)–, el mundo estará listo para su reconstrucción, no sin algunos importantes cambios estructurales: la “nueva normalidad”, que le llaman. Y en esa “nueva normalidad” deberá insertarse el país, aprovechando oportunidades y ventajas competitivas para emerger de esta depresión y encaminarse definitivamente hacia la recuperación.
Con Estados Unidos golpeado casi como ningún otro país, se prevé un nuevo orden mundial multipolar donde China, nación que logró contener a tiempo los embates del Covid, tendrá un papel preeminente. Precisamente, su economía gigantesca tiene un rol determinante en el valor de los commodities, en general, y los metales, en particular. Algo que a la Argentina le afecta, y mucho, por su economía todavía muy dependiente de las materias primas.
Por eso, como dice Hensel, “no podemos estar discutiendo si hacemos minería o no, sino cómo hacer una mejor minería”. Porque está claro que la situación de la Argentina no permite darse el lujo pequeño burgués de prescindir de ninguna actividad que aporte dólares genuinos. En una coyuntura compleja, como la que experimenta nuestro país por el endeudamiento y la pandemia, y sobre todo por las cuestiones estructurales e históricas que arrastra, es fundamental producir y exportar más. Pero no de cualquier forma. Debe ser de manera consensuada, participativa y sin excluidos. Los sectores ambientalistas, por ejemplo, tienen mucho para aportar en subir la vara para apuntalar el desarrollo sostenible. Ahora, estos aportes deben ser serios, responsables y razonables.
Por este motivo, es importante que desde el gobierno nacional se busque encaminar una visión compartida de la minería, y que ese horizonte se haga extensivo en Catamarca, como un actor fundamental y protagónico dentro de ese escenario. Una minería ”sostenible ambiental, social, económica e institucionalmente”, plasmada en un “Plan Estratégico para el Desarrollo Minero Argentino”. Minería Inclusiva porque puede generar enormes oportunidades de trabajo y desarrollo para pymes y proveedores locales; integrada al resto de las actividades económicas como motor no como reemplazo de ninguna otra actividad. Es decir: pasar del paradigma de los opuestos (minería o agricultura o industria) al paradigma de lo complementario (minería con agricultura e industria). También debe ser competitiva, porque si comparamos Chile y Perú recibieron muchas más inversiones que Argentina, a pesar del interesante potencial geológico de nuestro país. “Hay algo que está determinando que los inversores no nos hayan elegido y hay factores que deben ser evaluados”, reconoce Hensel.
La oportunidad para Catamarca
Consciente de su potencial minero, en Catamarca ya tomaron nota de este escenario que se viene. De hecho, cuando se presentó la Mesa Facilitadora para la construcción del plan estratégico minero, estuvo presente Lucia Corpacci –nada menos que la nueva presidenta de la Comisión de Minería de la Cámara de Diputados de la Nación– junto a los ministros Matías Kulfas (Producción) y Roberto Salvareza (Ciencia y Tecnología), además de importantes funcionarios y actores vinculados al sector, entre ellos el propio secretario Hensel.
Otra señal clara fue la reunión de coordinación mantenida esta semana entre el ministerio de Minería y las empresas estatales YMAD (que comparte Catamarca con la Universidad de Tucumán y el Estado Nacional) y CAMYEN (controlada en un 100% por el Estado Provincial). Luego de la partida del ex ministro Micone, el gobernador Raúl Jalil parece haber depositado toda su confianza en un tridente liderado por la experiencia y la muñeca política de Fernando Jalil, y apoyado en la juventud y la solidez técnica de la ministra Fernanda Ávila y del presidente de CAMYEN, Guillermo Haddad. En realidad, más que tridente, se trata de un pentágono, si sumamos a Ángel Mercado y Daniel Gutierrez, dos viejos lobos de la política conocedores del sector.
Desde el punto de vista político e institucional no es un dato menor que la Comisión de Minería del Congreso y Yacimientos Mineros Agua del Dionisio estén presididos por catamarqueños. Justo en el momento en que el país se apresta a convocar a una gran mesa nacional con el objetivo de alcanzar consensos para una política minera por los próximos 30 años.
Argentina y Catamarca tienen que construir un nuevo modelo minero, diferente al de los años 90, más beneficioso e inclusivo para su gente. Nuestra pasado reciente nos demostró que no alcanza con recibir inversión extranjera directa. Es necesario un Estado presente, promotor de inclusión social y generador de condiciones para agregar valor a la producción primaria. Incluso participando como actor protagónico en el negocio minero, como socio del sector privado.
En este aspecto, las empresas Estatales provinciales son muy importantes porque operan en los territorios y están insertas en las comunidades. El desafío es, sin dudas, lograr un mayor involucramiento de las compañías con las comunidades locales, fortalecer el desarrollo de las cadenas de valor, apoyar a pymes y proveedores locales y fomentar la asociación público privada, para tener mayor participación en el beneficio económico de la minería.
Nuestra historia demuestra que las sucesivas crisis han hecho que nuestro país y nuestra provincia hayan desarrollado una increíble capacidad de resiliencia. Ya sabemos que en los peores momentos surge esa chispa, que se hace fuego creativo. Este probablemente sea uno de nuestros mayores activos y ventaja competitiva en el mundo. Sería estratégico utilizarla.
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